Marketing de experiencias. Llegó Starbucks.


Hace unos días, Starbucks abrió su primera tienda de cafés en Argentina. Y abrió el juego: a un segmento de consumidores ávido por llevarse la famosa taza blanca con la sirena verde a sus casas; a un gran segmento de no-consumidores que miran con desconfianza el desembarco de la mayor cadena estadounidense de cafés en un país con una cultura muy arraigada de bares y “cafecitos”; a una competencia que ya conoce la fórmula Starbucks y la viene aplicando como “propia” desde hace ya un tiempo (Café Martínez y Aroma, por citar solo algunos ejemplos); y, por cierto, al mundo de la publicidad y marketing argentino, que desde siempre se inspiró en Starbucks como caso de éxito de construcción de marca.

Starbucks ha sido una de de las compañías que mayor crecimiento experimentó en los últimos años, y su marca está entre las más aspiracionales y adoradas por el público (junto a Apple, Google y Coca-Cola).

Sin embargo, la fuerte expansión global (actualmente tiene presencia con 16.000 locales en más de 40 países), la política de diversificación de su negocio original y una reciente pérdida de ganancias y aumento de las quejas por la baja en la calidad de sus productos, pusieron a Starbucks en una encrucijada: ¿cómo crecer sin perder la esencia que hizo única a la marca? ¿cómo ser el gigante global que todo lo quiere y puede, y al mismo tiempo seguir siendo el lugar único y preferido a la hora de sentarse a saborear un buen café “como en casa”?

Desde marzo de este año, la compañía está trabajando para poder dar una respuesta y solución a esta paradoja, recuperando su esencia original por sobre sus ansias de crecimiento y diversificación.

Starbucks llega a nuestro país en el mismo momento en que la compañía se está replanteando la forma de hacer las cosas. ¿Se vislumbrarán estos cambios en las acciones que la marca implemente en nuestro país? ¿Privilegiará Starbucks Argentina “The original Starbucks Experience”?

Por lo pronto, desde hace unos días, el local de Starbucks de Alto Palermo es un mundo de gente, con colas que salen del local y dan vuelta la cuadra... Va a haber que esperar un tiempo para poder sentarse tranquilo en uno de sus cómodos y famosos sofás a vivir la experiencia de aroma intenso, ambiente cálido y acogedor, un buen café y la atención personalizada y única que promete Starbucks.

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